Gastronomía para paladares atrevidos con insectos: abejas, grillos, larvas,… ¿Te atreves?

plato con guisantes y larvas

Larvas, grillos, abejas, gusanos, avispas y demás ‘delicatessen’ llegan al mundo de la alta cocina y la gastronomía para quedarse. El sabor y las posibilidades de los insectos solo tienen un enemigo: los prejuicios.

 

Conocer el mundo de los insectos desde un punto de vista gastronómico, y no digamos nutricional, no deja de ser una osadía solo al alcance de los más valientes, especialmente en la zona occidental del mundo. Hasta ahora, la única experiencia que teníamos  en estas latitudes con la entomología era más bien visual (concretamente televisiva a través de documentales o concursos de supervivencia) o bien testimonial, gracias a las narraciones de viajes exóticos de nuestros amigos que afirmaban haberse atrevido a comer saltamontes fritos en su último viaje a Tailandia o grillos a la plancha en un puesto callejero de Vietnam. 

Sin embargo, más nos vale ir haciéndonos a la idea de introducir este elemento en nuestra alimentación, porque la mismísima FAO (La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ya advierte que esta dieta es una de las soluciones futuras para luchar contra el hambre del planeta.

Aún está claro si es por ir allanando el terreno o es por la afanosa búsqueda de novedades en el mundo foodie, pero la verdad es que cada vez más restaurantes modernos se están apuntando a esta novedad, de forma tímida aún.

 

platos sabrosos con grillos

 

El reto del compromiso

Cientos de libros, como ‘On eating insects’ se adentran en el tema. Son son  solo libros de recetas. Son mucho más. Por un lado, desarrollan un lúcido ensayo que invita a la reflexión acerca de las consecuencias religiosas, políticas, culturales y sobre todo ecológicas del consumo de insectos, más allá de sus demostradas propiedades nutricionales y de las recomendaciones de la FAO.

Por otro lado, detallan las increíbles historias que hay detrás de los viajes de investigación de nutricionistas de Nordic Food Lab por África, Australia, México, Perú, Japón, Tailandia y, por supuesto, Escandinavia.

Con este minucioso trabajo, los autores de esta obra que citamos, proponen un interesante reto al consumidor, no solo animándole a desprenderse de su aprensión inicial, sino a cuestionar lo que consume (las gambas no dejan de ser insectos marinos y las almejas no se diferencian mucho en la textura de las larvas o gusanos), siendo mucho más consciente de la diversidad a la hora de alimentarse.

 

 

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